La punción seca es una técnica invasiva que consiste en introducir una fina aguja a través de la piel para llegar a un nódulo que se encuentra dentro de una banda tensa del músculo, a diferencia de las infiltraciones no se introduce ningún liquido en el cuerpo.
La punción seca puede combinarse con electroterapia denominándose electro-punción seca (EPS), que consiste en la aplicación de corrientes eléctricas a través de agujas con el objetivo de beneficiarnos del estímulo mecánico y eléctrico que produce en su conjunto en el organismo.
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Según la profundidad a la que se introduce la aguja y según llegue o no al tejido muscular podemos hablar de punción superficial (actúa a nivel de tejido celular subcutáneo) y punción profunda (llega a penetrar en el músculo).
Generalmente esta técnica se suele utilizar para el tratamiento de músculos, ligamentos, tendones, fascia subcutánea, cicatrices y nervios periféricos ya sea en patologías agudas o crónicas.
Su uso principal está relacionado con el Síndrome de Dolor Miofascial (SDM), que es el conjunto de signos y síntomas producidos por los puntos gatillo miofasciales (PGM). Estos puntos se caracterizan por ser dolorosos a la compresión y a otros estímulos mecánicos y pueden evocar un dolor referido característico, si se trata de PGM activos, abarcando una zona de dolor más amplia, o también pueden ser latentes, donde el dolor es solo en el punto de compresión.
También pueden provocar debilidad, restricciones de movilidad y fenómenos autonómicos como mareos.